jueves, 15 de septiembre de 2011

Angustia de separación

En estos días este tema está en boca de todos, muchos niños pequeños (de 1 a 3 años, que considero bebés) acaban de empezar en una guardería, centro infantil, lejos de sus papás, están asustados, no saben si sus papás volverán o les han abandonado, son incapaces de distinguir entre una separación momentánea y un abandono, no entienden de trabajos, ni de dinero, ni de llegar o no a fin de mes, ni por qué su madre no está con ellos y los deja con desconocidos aunque haya muchos juguetes y cosas que hacer. Ha llegado el momento de hacer la "adaptación". Me planteo si esta adaptación sirve para algo, me explico, no creo que los niños actúen y hagan todo por "costumbre" o rutina, como la mayor parte de la gente piensa. No sé si esta adaptación es para las educadoras y para los padres o para ellos, no tengo claro que ellos necesiten esta adaptación, ¿pues un niño pequeño puede distinguir 3 horas de 5? Los centros deberían respetar los ritmos e individualidad de cada niño, aunque tristemente en la mayoría la adaptación consiste en "soltarlos" 3 horas el primer día e ir aumentando el número de horas a medida que pasan los días. Te dicen, -es normal que lloren hasta que se adapten-, -al principio llorará pero enseguida se le quita-, pero ¿realmente dejan de llorar porque están bien o porque saben que no lograrán nada llorando? Luego están los niños que no lloran, ¿significa que porque no lloren están bien? no lo creo tampoco. Con esto no quiero decir que ninguno disfrute en un centro varias horas, pero desde luego no es la mejor opción si hay posibilidad de elegir llevarlos, sobre todo si son muy pequeños.


No quiero debatir el tema guardería SI o NO, entiendo que esta sociedad en la que vivimos nos obliga muchas veces a recurrir a ellas sin otra solución viable, solo quiero hacer una reflexión sobre la llamada adaptación, si creeis que les vale a los niños para algo, si evita el sufrimiento, o si les ayuda a acostumbrarse a las separaciones y verlo como algo normal, a darse cuenta que más tarde o más temprano, los papás llegan a buscarles.


Me ha encantado el artículo de este enlace y quería compartirlo:

martes, 13 de septiembre de 2011

Hoy hace un año naciste...

Y nos llenaste de felicidad, una felicidad que crece cada día, enseñandonos que el amor no tiene límites. Tu curiosidad por el mundo, tu preciosa sonrisa, el brillo de tus ojos, todo tú...me llenan de vida, te amo cielo.
Hoy quiero dedicarte un poema que conocí por un libro de Naomi Aldort y me llegó al alma...


Tus hijos no son tus hijos
son hijos e hijas de la vida
deseosa de si misma.

No vienen de ti, sino a traves de ti
y aunque estén contigo
no te pertenecen.

Puedes darles tu amor,
pero no tus pensamientos, pues,
ellos tienen sus propios pensamientos.

Puedes abrigar sus cuerpos,
pero no sus almas, porque ellas,
viven en la casa del mañana,
que no puedes visitar
ni siquiera en sueños.

Puedes esforzarte en ser como ellos,
pero no procures hacerlos semejantes a ti
porque la vida no retrocede,
ni se detiene en el ayer.

Tú eres el arco del cual, tus hijos
como flechas vivas son lanzados.

Deja que la inclinacion
en tu mano de arquero
sea para la felicidad.

Kahlil Gibran

jueves, 8 de septiembre de 2011

Crisis Baby led weaning

Hoy quiero escribir sobre las crisis que ocurren durante la aplicación del método BLW con nuestros bebés. Para el que no lo conozca el BLW, consiste en darle al bebé, a partir de que esté preparado para comer algo más que leche materna (suele ser sobre los 6 meses) otros alimentos, por lo que diremos que estamos introduciendo la alimentación complementaria (AC) y es complementaria porque complementa a la leche materna, que debe seguir siendo hasta aproximadamente el año su alimento principal. Baby led weaning significa algo así como permitir al bebé destetarse, se entiende, de manera natural. Cuando empecé a aplicar el método mi bebé tenía un poco más de 6 meses, al principio parece que iba todo sobre ruedas, toda la comida le daba curiosidad y si no la probaba al menos la manipulaba o la lamía (decimos: mi niño come de todo un poco, qué maravilla!!). La mayoría de cosas las probaba: brócoli, pan, zanahoria, pimiento asado, pollo, pescado. Pero a medida que pasa el tiempo fue empezando a discernir, a elegir, lo que no quiere se va por un lado de la trona al suelo y deja sobre la mesa lo que va a comer.

Durante estas crisis podemos desanimarnos, pensando que ya no quieren comer o que no les gusta lo que les ofrecemos, que todo el esfuerzo que hemos hecho no ha servido de nada, etc. Pero no hay que caer en eso!, tenemos que seguir ofreciendo variedad y calidad en comidas, siempre al menos 3 cosas diferentes en cada comida, para que puedan elegir. Es importante para evitar que estas crisis de aburrimiento de la comida ir variando mucho, por ejemplo, si sobró pescado de ayer, no es buena idea ofrecérselo de nuevo, pues casi siempre lo rechazarán. ¿Y qué hacer con toda esa comida que sobra? Pues si está en buenas condiciones, comérnosla nosotros, no hay por qué tirarla.

Mi bebé actualmente está un poco vaguete durante las comidas, se muestra aburrido en la trona y pide que lo bajemos muy rápido y quiere que le de yo la comida (creo que es porque ha empezado a caminar y esto es más interesante ahora), creo que no debemos negarselo. Solo es una racha, estoy segura, seguirá comiendo solo en poco tiempo. Así que ánimo con esas pequeñas crisis y a seguir disfrutando de nuestros bebés y de la comida!!

Actualizo para comentar que la crisis BLW ha quedado en eso, mi bebé vuelve a comer, incluso zanahoria, que no probaba desde los 7 meses. Lo importante es seguir ofreciendo, sin obligar, sin desesperarnos, sin convertir la hora de comer en algo desagradable. Tratarlo como a cualquier otro miembro de la familia, si no quiere comer ahora, ya comerá cuando le apetezca.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Niños que no quieren ir al cole, Carlos González

Artículo de Carlos González publicado en el número 29 de la revista Mente Sana.

NIÑOS QUE NO QUIEREN IR AL COLE

Empezar a ir a la escuela es un cambio importante en la vida de todos los niños: personas nuevas, normas y horarios diferentes…Como todo proceso adaptativo, la escolarización debe hacerse paulatinamente. Tener en cuenta su grado de madurez es la clave para evitar que el niño sufra.

La mayor parte de los alumnos de infantil y primaria -entre los 3 y los 12 años- se lo pasan bien en la escuela. Raramente lloran en la puerta o se agarran a los brazos de su madre o de su padre.

Pronto entran en la escuela sin volver la vista atrás. Los padres acaban renunciando a exigir un beso de despedida -”Qué vergüenza, delante de mis compañeros!”-,y el día menos pensado te ruegan que dejes de acompañarlos.


Aunque ocasionalmente puedan quejarse de algún compañero, de alguna “injusticia” de los profesores o de la dificultad de algún ejercicio, van a la escuela ilusionados y sin oponer resistencia. Aún más, a principios de septiembre se aburren tanto en casa que desean volver al cole.

Pero esta situación no es siempre así. Algunos niños sufren en la escuela o se niegan a ir.¿Cómo podemos ayudarles?. ¿Seguro que está listo? Naturalmente, no todos los niños crecen a la misma velocidad. A los tres o cuatro años hay niños que todavía no están preparados para separarse de sus padres, del mismo modo que los hay que, con dos años, son más independientes.

 A veces, en los primeros días de clase, se observa un efecto paradójico: niños que ya habían ido antes a la guardería lloran desconsoladamente, mientras que otros que habían estado siempre en casa, entran -y salen contentos. Y es que separarse de la madre sin angustia no es algo que se aprenda, no sirve “acostumbrarse” ni “practicar”.Es una cuestión de maduración, de edad. Con un año, no quieren separarse ni un momento de ella; a los cinco aceptan hacerlo; y a los quince, están deseando hacer y deshacer por su cuenta.

Empezar con buen pie.
Al niño que separamos de su madre demasiado pronto, lejos de”acostumbrarlo”, podemos dejarle el recuerdo de una triste experiencia. No teme a la escuela sino al lugar donde lo pasó tan mal de pequeño. En cambio, el que espera feliz con su familia y sólo va al cole cuando está realmente preparado no tiene malas experiencias que recordar.

Cuando el problema es la corta edad, el tiempo es el mejor remedio. No se trata de “cómo conseguir que mi hija vaya a la escuela contenta”,porque eso ocurrirá al cabo de unos meses, aunque no hagamos nada de nada. El problema es “en estos meses que faltan hasta que mi hija vaya a la escuela contenta, cómo conseguir que sufra lo menos posible”.

En muchas ocasiones, bastará un poco de comprensión y unas palabras de ánimo. Es importante aceptar la ansiedad del niño – “El primer día da un poco de miedo,¿verdad?- ,explicarle qué hará en la escuela, con quién estará, quién vendrá a recogerle y cuándo. No negar su angustia -”No te pongas así que nadie te ha hecho nada”,”Pero si no pasa nada, tonto”- y mucho menos, ridiculizarlo- “Parece mentira, un niño tan grande llorando, qué va a pensar la señorita”,”Los otros niños no tienen miedo, eres el único que llora”.

Al salir de la escuela, puede que el niño exija más brazos y más atención de la habitual y se pegue como una lapa, o que se muestre malhumorado, gritando, rehuyendo la mirada, protestando por todo. Es importante comprender que éstas son las respuestas normales a la separación, que nuestro hijo necesita comportarse así para sentir que le siguen queriendo y para recuperar la seguridad. Es importante darle esos brazos y esa atención que pide,y tolerar su mal humor sin reñirle ni castigarle.

Una respuesta fría y distante – “Camina que para eso tiene los pies”,”No seas pesada”, “Ahora te estás portanto como un bebé, mamá está enfadada”…- justo en el momento que más nos necesitan, no hace más que empeorar las cosas.

En otros casos no basta con buenas palabras. Hay niños que lo pasan realmente mal. Si las circustancias laborales y familiares permiten otra opción -quedarse un tiempo en casa, o con los abuelos- ,es bueno ofrecerla: “si quieres, mañana te quedas en casa en vez de ir al cole”.

Muchas veces, el niño declina la invitación: la seguridad de saber que existe una salida, que sus padres le comprenden y se lo toman en serio, le da el valor para continuar. Otros niños necesitarán quedarse en casa durante unos días o semanas.¿No será eso un paso atrás, no estaremos contribuyendo a que se enquiste la situación y no se adapte nunca a la escuela?.Al contrario: ir un día tras otro, llorando y sufriendo, es lo que puede enquistar la situación.

Algunos niños parece que están contentos el primer trimestre, pero en enero se desmoronan. No debemos pensar que es una tomadura de pelo o un retroceso. Tal vez las vacaciones navideñas les han recordado lo que podía haber sido y no fue: habían llegado a aceptar que “Hay que ir al cole porque papá y mamá trabajan y no hay nadie más que me pueda cuidar”,y de pronto descubren que mamá sí estaba en casa -por ejemplo, si la madre tiene vacaciones- o bien que hay otra alternativa y alguien les ha cuidado cuando no había escuela.

Frente al acoso escolarClaro que también puede haber motivos más duros para no querer ir al cole. Puede haber un “matón” o un grupo de “matones” que mantiene aterrorizados a los demás niños. Puede haber problemas con chicos mayores, a la hora del patio en la entrada al recinto escolar. Unos niños pueden convertirse en víctimas por algún defecto físico, por su torpeza en los juegos, por su torpeza en los juegos, por problemas de aprendizaje o por no llevar ropa de marca; otros, por todo lo contrario, por “empollones”,”pijos”…No se habla tanto del acoso o los malos tratos por parte de los profesores, pero también se da. Los niños maltratados por su compañeros o profesores pueden callar o incluso negar que han sufrido reiteradamente esos maltratos. Será entonces cuestión de investigarlo.


El rechazo a la escuela no siempre es explícito. Algunos niños tienen, con demasiada frecuencia, dolores de cabeza o de barriga que desaparecen misteriosamente a los pocos minutos si se quedan en casa. No siempre están fingiendo. Un niño tiene tanto derecho como un adulto a somatizar, a sentir verdadero dolor de cabeza por estrés. De todos modos, tanto el niño que finge como el que de verdad se siente mal tiene un problema y necesitan comprensión y ayuda, no castigos o sermones.

Lo primero, claro, es preguntarle qué le ha pasado, por qué no quiere ir a la escuela. El problema es que no siempre lo explican, porque no quieren o porque no pueden. Habrá que hablar, entonces, con sus profesores y con otros padres.¿Ha habido algún problema con los estudios, con los exámenes, con la disciplina? ¿Hay otros niños en clase que no quieran ir a la escuela o que han cambiado de humor o de conducta en los últimos meses?¿Hay rencillas personales, peleas e insultos entre compañeros? ¿Conflictos con el personal docente?.

Buscar alternativas
Los problemas leves se resuelven pronto con paciencia, apoyo y cariño. Pero no siempre es tan fácil. Si el problema es general, la acción conjunta de varias familias, respaldadas si es preciso por psicólogos y pediatras, pueden conseguir cambios en la conducta de la persona conflictiva…o su expulsión.

Pero a veces se trata de una incompatibilidad personal. Algunos niños necesitan un cambio de aires: otros profesores, otros compañeros, otros métodos educativos. Y a algunos, sencillamente, la escuela no les funciona. Si aceptamos que un adulto quiera ser camionero, vendedor o cantante y que aborrezca el trabajo de oficina,¿por qué a todos los niños les va a convenir estudiar en el mismo ambiente, con las mismas normas, métodos y horarios?.

De hecho, a juzgar por las estadísticas de fracaso escolar, son muchos los niños a los que la escuela no les sirve. Tal vez por eso hay familias que optan por educar a sus hijos en casa (véase www.educacionlibre.org).

En último término, en caso de conflicto, los padres tenemos que recordar que nuestra lealtad y nuestro deber están con nuestros hijos, no con el sistema educativo.

viernes, 2 de septiembre de 2011

Estreñimiento al iniciar la Alimentación Complementaria

Al introducir la alimentación complementaria (AC) muchos bebés padecen una época de estreñimiento, que es perfectamente normal. Al mío le duró un mes aproximadamente desde que empezó a comer sólidos. La Leche materna ayuda mucho, ya que es laxante, por eso si se ha cambiado a leche artificial esta puede ser la causa. También es importante ofrecer agua al bebé a partir de la introducción de alimentos (se considera que a partir de los 6 meses ya no interfiere en la lactancia). Nosotros hacíamos dieta de teta cuando se estreñía y funcionaba. Cuando empezamos con la AC al principio le di algunos purés y dejé de dárselos porque noté que se estreñía más cuando los tomaba, mi instinto me decía que quizás es un comienzo muy brusco con los alimentos esto de los triturados, otra ventaja más del Baby Led Weaning, es tan progresivo que apenas se nota la introducción y el estreñimiento se da menos.
Se considera que un bebé está estreñido no solo si pasan varios días en que no hace caca, sino cuando las deposiciones son duras y secas y claramente le cuesta expulsarlas (se pone rojo, hace fuerzas, llora, le duele). Los primeros meses de vida del bebé que toma el pecho es normal que pase bastantes días sin evacuar y luego lo haga de manera líquida y abundante, esto no es estreñimiento, es normal. El mío se podía pegar 5-6 días, pero hay bebés que están más tiempo (creo que el record era un mes, pero yo iría al médico cuando pase más de una semana para descartar otros problemas). Por el contrario, con la introducción de la AC sí que se estriñó y una vez se e formó tapón y tuvimos que ir a urgencias donde le pusieron un enema especial para bebés y lo soltó. También le mandaron eupeptina, que nunca le dimos, ya que creo que los bebés deben autoregularse y no empezar a depender de un medicamento para hacer algo que es natural. En efecto, en poco tiempo nos olvidamos el estreñimiento.

Aún así, hay bebés que tienen más tendencia al estreñimiento y para esos bebés unos consejos:

- A partir de la introducción de la AC ofrecer agua en cada comida y entre comidas si el bebé la quiere, es importante que estén hidratados para que no se estriñan.

- No abusar de alimento astringentes como el arroz o manzana.

- Hacerle papilla natural de avena y ciruelas pasas, si la hacemos suficientemente espesa la pueden tomar ellos solitos.

- Ofrecerle otros alimentos como ciruelas frescas, kiwi si es mayor de un año, etc.